¡Nuevo newsletter! 5 minutos en el futuro

¡Hola!

¿Otro newsletter más? Prometemos que no va a ser “uno más”. A partir de hoy y de forma quincenal, desde Mercantil andina queremos estar en contacto con vos de una forma diferente: a través de “Cinco minutos en el futuro”. Queremos llevarles a su celulares y computadoras las noticias más importantes de tecnologías, tendencias y negocios. Y lo que es más importante: tratar de entender por qué esas noticias nos afectan, cómo puede cambiar nuestra industria y la forma de tratar con nuestros clientes. Y si pensás que a tus asegurados esta información puede servirles o interesarles, podés reenviarla con tus comentarios y tus ideas. Todo suma. Esa es la nueva economía: colaborativa y conectada.

Además, vamos a tener la oportunidad de “Un café con…” y conocer un poco más a fondo a los protagonistas de nuestra industria y empresa.

En resumen: cada quince días vamos a tratar de contarles en cinco minutos de lectura, todo lo que tienen que saber para estar empapados de todo lo que pasa en el mundo digital pero, lo que es más importante: de todo lo que va a pasar cinco minutos en el futuro.

Nos vemos cada quince días.

La fórmula del asado se mantuvo (y mantiene) inalterable durante cientos de años: carne, carbón, sal. Por supuesto que se puede discutir el punto (motivo de pelea en más de una familia) pero la necesidad del carbón es indiscutible. Y sin entrar en el laberinto si la leña y carbón, lo que nunca nos podríamos imaginar que la respuesta podría ser… arroz. Brasup en una startup argentina que desarrolla carbón vegetal en base al tostado de lo que -hasta ahora- era un deshecho industrial: la cascarilla de arroz. Para hacer esta nueva clase de carbón, se toma la cascarilla, se la tuesta a altas temperaturas, se tritura, se la mezcla con un aglutinante natural y agua. Finalmente se pasa la mezcla por una extrusora para darle forma y luego se deja secar. Brasup es carbón 100 ecológico que ya se comercializa en carnicerías premium y comercios minoristas de Buenos Aires, Rosario, Corrientes y Posadas.

Por qué esto me afecta: en la medida que los consumidores van tomando conciencia de las consecuencias de sus consumos, van a ir cambiando sus hábitos y van a buscar no solo alternativas que sean ventajosas desde lo económico, sino que también “funcionen” desde lo ético. Si para hacer un asado hay que derribar un árbol o aprovechar un residuo industrial de arroz y ambos funcionan bien, los consumidores se van a inclinar por el segundo. El mismo criterio se va a aplicar a todas las industrias, incluidas las de los servicios.

Im-packing es una plataforma que se integra a cualquier estructura de empaque de frutas y hortalizas con un solo objetivo: alimentarse de datos para generar información sobre esa fruta u hortaliza. La idea es que cada producto contenga un código QR (los mismos que usamos para pagar con nuestras apps) pero que en lugar de llevarnos a Mercado Pago, nos diga -imaginemos un limón- cuándo fue plantado, cuándo fue cosechado, dónde, cuánto estuvo de viaje, cuantos gramos pesa y qué variedad es. En definitiva: toda la información para saber de dónde viene esa papa, esa lechuga o ese limón. Y de la misma manera que se puede obtener la información de una hortaliza, en poco tiempo más se podrá obtener con solo scanear un código QR todos los detalles de la vida de un animal (cuándo nació, dónde se crió, clase de alimento que recibió y cuándo fue faenado).

Por qué esto me afecta: hoy parece un poco de ciencia ficción, pero de la misma forma que pagar con el celular se nos transformó en algo de todos los días, de igual manera se va a hacer común el conocer todo sobre un determinado producto. La idea de agarrar una palta y decir “¿estará bien?” va a ser un tema más de información que de tacto. Y si el consumidor quiere saber cuándo fue cosechada una palta, ¿pueden imaginar qué información querrá de su seguro?

Por qué esto me afecta: el caso de Bioceres es una demostración más de que no hay límites en el nuevo mundo globalizado. Se puede estar en el medio de Nueva York, pero también en un pequeño pueblo del interior y -desde allí- crear y conducir una megaempresa. Esto genera grandes oportunidades, pero también acerca a las empresas, que antes solo estaban en las grandes capitales, a cualquier persona que tenga una computadora o un teléfono. Oportunidades y amenazas en una sola cosa.

Por qué esto me afecta: Una vez más, una muestra de que no hay límites para la creatividad y las oportunidades comerciales. Se puede competir contra un gigante suizo desde nuestro país y se puede vender casi 600.000 capsulas mensuales a través de internet. El único secreto es tener un buen producto y conocer y empatizar con las necesidades del cliente. Eso y por supuesto, aprovechar las herramientas digitales que permiten vender y conectar con el uno a uno de las necesidades de las personas.

Un café con Andrés Quantin

Gerente General de Mercantil andina

“El gran desafío de los productores y de toda nuestra industria es entender que existe una nueva forma de comunicación. Si bien durante años acercarse físicamente -un café, una charla cara a cara- fue uno de los diferenciales, hoy -pandemia mediante- tenemos que ofrecer una comunicación más híbrida. ¿Qué significa esto? Que puede haber efectivamente una menor frecuencia de contacto, pero no por eso hay un menor intercambio de información y ni la relación es menos cercana, por el contrario: se suman nuevas formas de comunicación haciendo que el vínculo con nuestro cliente sea más concreto y a la vez más intenso y rico en información. Por otro lado, la hibridez en la comunicación además de traernos ventajas nos trae desafíos que hasta hace poco eran impensados: los vínculos dejan de estar limitados por las distancias para nosotros… pero también para nuestra competencia. No importa la distancia: todo el mundo está a un llamado de Whatsapp, a un Zoom, los kilómetros se reemplazan por un click y eso si bien nos acerca como nunca a nuestros clientes, también acerca a la competencia.

Es por eso que es fundamental estar capacidad, manejar las herramientas digitales con la misma comodidad con la que manejábamos una calculadora. En resumen, no es que desaparece el café o la cercanía, sino que nació una nueva forma de contacto persona, una forma en donde lo que se valora es ser más concreto y conciso con la información que brindamos a nuestro cliente, donde estamos presenta cuando, como y dónde nuestro cliente decide hablarnos. Nuestro nuevo rol consiste en brindar el camino más corto posible con el resultado más claro en el menor lapso posible dando información concreta y clara. Eso sí, ciertas cosas nunca cambian: siempre tenemos que respaldar con hechos lo que dice la letra de una poliza. Ante todos somos humanos y los hechos siempre van a valer más que las palabras, sean digitales o en persona”.